jueves, 24 de septiembre de 2009

El Cambio del clima hacia Copenhague

El cambio climático que está experimentando el planeta no puede tomarse como un tema mas, como uno mas de los males que en los días que corren afecta a la vida sobre la Tierra. Es, sin lugar a dudas, un tema central, absolutamente relevante y urge tomar importantes medidas al respecto. Si la humanidad en su conjunto no encara a la brevedad un cambio drástico en la matriz energética, reduciendo a la mínima expresión posible el uso de las energías fósiles, mutando hacia el uso de energías limpias y renovables, en un futuro muy próximo estaremos ante un panorama climático verdaderamente apocalíptico. De los casi 600.000 millones de toneladas de carbono que había en la atmósfera al inicio de la Revolución Industrial, hoy superamos los 750.000 millones. En este contexto y analizando la procedencia de tan descomunal aumento, encontramos que el 90% de las emisiones de CO2 proviene de los países del Norte. Las emisiones de gases de efecto invernadero afectan el calentamiento de 30 a 50 años después, por lo que hoy estamos viviendo las consecuencias de las emisiones de las décadas del 50 y 60, cuando el consumo era mucho menor al actual. Por lo que el panorama se ve bastante desalentador. En todo el globo las tormentas, sequías e inundaciones extremas causan estragos nunca antes vistos. El hielo del Ártico se ha reducido entre un 15 y un 20 por ciento en los últimos 30 años. El clima ártico se está calentando ahora rápidamente y se proyectan cambios mucho más grandes. Las temperaturas del Ártico están elevándose casi el doble del promedio global. Y el efecto causado es difícil de dimensionar. Mientras que China e India, dos de los principales emisores de gases que causan el efecto invernadero, han anunciado ambiciosos planes para contrarrestar el cambio climático, aunque aun no han sido detallados, la posición de Estados Unidos continúa siendo una gran interrogante. Mientras EE UU reclama a los países en desarrollo, y en especial a India y China, recortar las emisiones, los poderosos lobbies empresariales que actúan sobre el capitolio de ese país dificultan las iniciativas de cambio, ejerciendo fuertes presiones por mantener sus niveles de ganancia en detrimento del clima del planeta entero. Nos acercamos a pasos agigantados a la posibilidad de que la superficie de una gran parte del planeta se torne inhabitable para gran cantidad de especies vegetales y animales y verdaderamente hostil para muchas de las que logren cierta adaptación a las nuevas condiciones. Durante estos meses estamos transitando un período de negociaciones con vistas a la gran conferencia sobre el clima que se celebrará en diciembre en la capital danesa de Copenhague, con la participación de más de cien países. Para muchos ya es demasiado tarde, pero para muchos otros aun estamos a tiempo. Como nunca antes, el futuro de la humanidad y de todo ser vivo sobre la Tierra se encuentra en unas pocas manos. Será muy importante en este período apoyar desde cada uno de nuestros lugares y de la forma que podamos hacerlo, las acciones de los movimientos ecologistas de cara a diciembre.

Ricardo Natalichio
Director
rdnatali@ecoportal.net

jueves, 17 de septiembre de 2009

Movilidad sostenible y cambio climático


En su mayoría, las grandes ciudades de Latinoamérica y del hemisferio occidental en general, han sido diagramadas, concebidas o bien adaptadas a las necesidades del automóvil.
Las calles que en tiempos pasados se utilizaban casi exclusivamente para delimitar el espacio entre las construcciones y dar acceso a los edificios, en la ciudad moderna se han convertido, a medida que ha crecido la importancia que le hemos dado al automóvil, en contenedores de la circulación de vehículos, con un pequeño espacio extra a cada lado, para las personas.
Hemos alcanzado los límites del endiosamiento hacia el automóvil particular. Hemos convertido las calles de las ciudades en carreteras urbanas, le hemos ofrendado las plazas, los parques y muchos otros espacios, convirtiéndolos en lugares para estacionar. Hemos ensanchado calles a costa de sus veredas y hasta de viviendas. Los vehículos necesitan cada vez mas y mas espacio, y se lo damos.
Hoy en día la vida sobre el planeta se encuentra amenazada por el fenómeno del calentamiento global. Producido esencialmente por la emisión de gases de efecto invernadero. La contribución del transporte urbano a este fenómeno que está produciendo el aumento en la temperatura media del planeta es enorme. Y la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero originadas por el transporte se producen en las ciudades.
Quemar 1 litro de combustible supone emitir 2,4 Kg. de CO2. Así, cada persona que utiliza el coche para sus desplazamientos al trabajo (con un recorrido medio aproximado de 15 Km.) emite unas 2 toneladas de CO2 al año sólo por esta razón.
Mejorar la eficiencia de los nuevos automóviles, reducir sus valores de consumo y sus emisiones, incentivar el uso de vehículos que utilicen energías limpias, son sin dudas medidas positivas para reducir las emisiones de CO2 totales y, de paso, también la contaminación de las ciudades. Pero lejos están de ser suficientes.
Las grandes ciudades deben encarar un cambio estructural, un cambio profundo en la concepción misma de la matriz urbana. Una ciudad moderna, pensada de cara al futuro y teniendo en cuenta la problemática ambiental del presente, debe reducir drásticamente el espacio asignado al automóvil.
Las ciudades en general, pero mas imperiosamente las grandes metrópolis, deben readaptarse urgentemente, de tal manera que la premisa esencial sea la reducción de las emisiones de CO2 y demás gases de efecto invernadero.
El principal emisor de gases nocivos en las ciudades es el coche, por lo que es necesario adoptar medidas radicales para reducir su utilización. Se deben ofrecer alternativas viables para que quienes hoy utilizan el auto, lo reemplacen por otros medios de transporte menos contaminantes, como el transporte público o los medios de desplazamiento no motorizados.
El funcionamiento y ordenamiento urbano actual aun no ha logrado adaptarse a las urgentes exigencias que nos propone el planeta. Es hora de democratizar las calles, de terminar con la dictadura del automóvil, es hora de que las personas retomemos el control de los espacios urbanos, reduciendo el abusivo espacio ocupado por el automóvil y dejando lugar a otros medios de transporte mas amigables con el medio ambiente.
Del 16 al 22 de septiembre se está celebrando la octava edición de la Semana Europea de la Movilidad Sostenible, este año bajo el lema “Mejora el clima de tu ciudad” con el objetivo de "modificar los hábitos" de los ciudadanos y promover "métodos alternativos de transporte". Más de 2.000 ciudades europeas han programado diferentes actividades. Una medida que esperamos a la brevedad los gobernantes latinoamericanos decidan imitar. Pero debemos exigir mucho mas.
Una semana es importante, pero si nos olvidamos del tema las otras 51 semanas del año, nada cambia. Debemos exigir a nuestros gobernantes una seria planificación para la readaptación de las ciudades y participar activamente en la discusión, implementación y control de esos planes. Y también readaptarnos nosotros mismos, cambiar nuestros hábitos, entre los cuales está reemplazar el automóvil por medios de movilidad menos contaminantes, eso debe ser una prioridad.

Ricardo Natalichio
Director

lunes, 14 de septiembre de 2009

Campaña para salvar a los páramos

Santiago de Chile, Chile, 10 de septiembre de 2009 - Greenpeace reclamó a Colombia una actitud firme y responsable en la lucha contra el cambio climático global, en el marco del XI Foro Iberoamericano de Ministros de Medio Ambiente que se realiza en la capital chilena.
De este modo, a través de un cartel desplegado frente al Palacio de La Moneda donde sesionan los ministros, la organización ambientalista insistió al presidente colombiano, Alvaro Uribe, para que su país asuma la responsabilidad que le corresponde para salvar los páramos y el clima del planeta, en la próxima cumbre sobre cambio climático que se realizará en Copenhague en diciembre próximo.
“El ecosistema de páramos colombianos está en peligro debido al cambio climático, por lo que reclamamos al presidente Álvaro Uribe que asuma la responsabilidad política para que en Copenhague se adopten las medidas necesarias para evitar el desastre ambiental y humanitario que el cambio climático puede ocasionar en los próximos años”, dijo Gustavo Ampugnani, Coordinador Político para América Latina de Greenpeace Internacional.
“El derretimiento de los polos, la pérdida acelerada de los glaciares andinos o las graves sequías que azotan México, Colombia o Argentina constituyen indicadores de que el tiempo se nos está acabando y que debemos tomar medidas urgentes para detener el calentamiento del Planeta. Los países iberoamericanos, particularmente los de América Latina y que son altamente vulnerables a los impactos del cambio climático, deben exigir a los países desarrollados dejar de dar vueltas en las negociaciones de cara a Copenhague y comprometerse a reducir sus emisiones fuertemente en el ámbito interno para 2020, además de aportar los fondos necesarios para enfrentar este problema global”, dijo Ampugnani,
Las últimas investigaciones científicas demuestran que las emisiones globales de gases de efecto invernadero deben empezar a disminuir en 2015, con el fin de mantener el aumento de la temperatura global lo más debajo posible de los dos grados centígrados.
En diciembre de este año se reunirán los países del mundo en Copenhague, Dinamarca, para llegar a un acuerdo que le dé seguimiento al Protocolo de Kioto, único mecanismo multilateral que hoy existe y que busca controlar la emisión de los gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático.


martes, 1 de septiembre de 2009

LA GRAN TRAMPA DE LOS AGROCOMBUSTIBLES

Está llegando a su fin la “era del petróleo” y muy pronto habrá que modificar la matriz energética de todo el planeta hacia otras fuentes de energía. Existe una gran gama de alternativas, cada una con mayor o menor utilidad según el uso que se le quiera dar y las características de la región en la que se va a utilizar.
En ese contexto, las grandes compañías de agronegocios se han encontrado con una posibilidad inmejorable para expandir el horizonte de sus ganancias. Los agrocombustibles. Una alternativa inmediatamente rentable, que ni siquiera requiere incurrir en los grandes gastos de exploración y explotación de la industria petrolera.
Los agrocombustibles son producidos bajo la forma de monocultivos, acaparando inmensas extensiones de territorio, destruyendo los ecosistemas y contaminando suelo y agua.
América Latina y el Caribe es la región con mayor concentración de bosques en el mundo, pero es también la región que ha sufrido la más importante deforestación del planeta en la última década, con una pérdida de 4,3 millones de hectáreas al año.
Sólo en Sudamérica se concentra el 65% de la pérdida anual de bosques del planeta, y la deforestación ocurre sobre todo en la región amazónica, donde se pierden 3,1 millones de hectáreas al año, es decir más del 40% de la deforestación del mundo.
La mayor parte de esos bosques han sido desmontados para reemplazarlos por monocultivos.
Hoy en día Latinoamérica está siendo alfombrada, la tierra destinada a los monocultivos cubre ya mas de 45 millones de hectáreas y crece a un ritmo de mas de 800 por día. Debajo de esa alfombra quedan sepultados bosques, montes, mariposas, pájaros, insectos, campesinos, pequeños agricultores, familias, culturas completas.
Para tomar dimensiones del asunto, 100 hectáreas equivalen a 1 km2. En Latinoamérica hay plantadas 45 millones de hectáreas de soya, lo que equivale a 450.000 km2. La superficie de España entera es de 500.000 km2. Es decir que sólo en Latinoamérica hay casi una España entera, cubierta por solo uno de los varios monocultivos existentes, la soja.
Además de la destrucción de los ecosistemas, la enorme contaminación generada por los fertilizantes químicos y plaguicidas y la exclusión social que ha causado ya a millones de familias de campesinos. Los agrocombustibles no aportan mas energías que las que se utilizan para producirlos.
De los estudios que podríamos considerar como mas confiables sobre este tema, se desprende que el balance de energía de todos los cultivos con los que se producen agrocombustibles es negativo, es decir, que se gasta una mayor cantidad de energía fósil para producir el equivalente energético en agrocombustible.
Así, por cada unidad de energía gastada en energía fósil, el retorno es de 0,778 de energía de metanol de maíz; 0,688 unidades en etanol de switchgrass; 0,636 unidades de etanol de madera y, en el peor de los casos, 0,534 unidades de biodiesel de soya.
También hay estudios que dicen que esto no es así, pero en general han sido realizados, encargados o subvencionados por las mismas compañías que directa o indirectamente se benefician con la producción, comercialización y uso de los agrocombustibles.
Los agrocombustibles no son una solución contra el cambio climático, ni contra la hambruna mundial, sino todo lo contrario, son una gran trampa de las multinacionales del agronegocio, en la que no debemos caer.


Ricardo Natalichio
Director
rdnatali@ecoportal.net
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